EL ATAQUE FRONTAL CONTRA MONS. LEFEBVRE
ORQUESTADO POR GUÉRARD DES LAURIERS, EL
GRAN ARTÍFICE DEL LINAJE DUDOSO
DESCENDIENTE DE MONS. THUC
He aquí algunos textos entresacados de la entrevista del P, Guérard des
Lauriers de 1986 publicada por la revista Sodalitium en su edición del 30
de Marzo de 2016, en los cuales se acusa a Mons. Lefebvre de sacrílego,
cismático y hereje.
Todos los ataques de los thucistas guerardianos o no, se reducen a lo que
Guérard des Lauriers afirma en contra de Mons. Lefebvre, con lo cual
pudre la Tradición.
Así pues, se impone que los fieles deben de saber en qué términos el P,
Guérard des Lauriers se expresaba acerca de Mons. Lefebvre injuriándolo
de los delitos más graves como son el sacrilegio, el cisma y la herejía, y
todo por no plegársele, en su errada visión categórica dogmático visceral
que exigía apodícticamente declarar la Sede Vacante a lo bruto, como el P.
Guérard des Lauriers pretendía que hiciera Mons. Lefebvre. Tenemos así,
que el gran San Atanasio del siglo XX, Mons. Lefebvre, gracias al cual la
Misa Tridentina no fue barrida y aún subsiste, viene a ser el gran
sacrílego, cismático y herético para el P Guérard des Lauriers.
Es más, si no hubiera sido por la reputación de Guérard des Lauriers,
Mons. Ngo Dinh Thuc hubiera pasado desapercibido para el mundo de la
Tradición, pues aquel, aprovechándose de la situación, logra hacerse
consagrar Obispo y en plena rebelión contra la autoridad episcopal de
Mons. Lefebvre, y Don Antonio de Castro Mayer, para oponérseles
contrarrestándoles, y fraguar la imagen de que Mons. Thuc era un
tradicionalista integérrimo, baluarte de la tradición aún más que los
mismos Mons. Lefebvre y Mons. de Castro Mayer, cuando en realidad era
un obispo liberal y modernista, tal como se puede ver por su proceder en
el Concilio Vaticano II, según consta en las actas del mismo, reivindicando
para las mujeres su participación como ministras en el ámbito religioso y
al que no le importaba consagrar a cualquiera aunque fuera un cismático
o hereje, tal como de hecho aconteció con las reiteradas consagraciones
que hizo con veterocatólicos.
Todos los ataques posteriores que se hicieron a Mons. Lefebvre de parte de
los thucistas, tienen su origen y se sintetizan en los que hiciera el P.
Guérard des Lauriers; él es el verdadero responsable de toda esta gran
confusión que aún hoy perdura y que divide la verdadera Tradición
Católica que resiste a Roma Apóstata devenida en la Babilonia
Apocalíptica, la Babilonia la Grande, la madre de los fornicarios y de las
abominaciones de la tierra, con vertida en el Gran Panteón de todas las
falsas religiones de la tierra, pues ha venido a ser albergue de demonios y
refugio de toda ave impura y aborrecible, porque del vino de su furiosa
fornicación bebieron todas las naciones, con ella fornicaron los reyes de la
tierra, y de la cual hay que salir para no ser solidario de sus pecados y no
participar de sus plagas. Roma Apóstata, sede del Anticristo (Religioso)
como dice Nuestra Señora de la Salette, está ya sentenciada: Ay, ay de la
ciudad grande de Babilonia nos dice San Juan.
Todos los thucistas, guerardianos o no, tienen un mismo denominador
común, denigrar a Mons Lefebvre, acusándolo de cismático y de hereje,
ataque que supera incluso a los de los mismos modernistas; y hoy ante la
decadente neofraternidad que traiciona a la Tradición y a la que el mismo
Mons. Lefebvre no les sirve más que de pantalla, estos se erigen como los
únicos verdaderos, legítimos tradicionalistas, gracias a la sucesión
apostólica de Mons. Ngo Dinh Thuc.
Estos son algunos de los textos que así lo prueban:
“Desde hace diez años por lo menos, se enseña en Ecône, se repite e impone a los fieles de
los prioratos, y a los niños (inocentes y sin defensa) que frecuentan las escuelas dirigidas
por la Fraternidad San Pío X, que el Magisterio es infalible solamente si el Papa habla ‘ex
cathedra’. Esto equivale a negar la infalibilidad del Magisterio ordinario universal, la cual
es sin embargo afirmada por toda la Tradición, particularmente por el Vaticano I. El
‘Lefebvrismo’ difunde entonces la herejía, a fin de poder proclamar que Mons. Wojtyla es
verdaderamente Papa y de poder así guardar los sufragios de los fieles generosos, que se
lleva por el camino del infierno en lugar de declararles la Verdad”.
“La Misa tradicional tal como la celebran Mons. Lefebvre y los sacerdotes ordenados por
él, esa Misa celebrada una cum Wojtyla, está, quiera lo que quiera el
celebrante, objetivamente manchada por una doble impureza que resulta del sacrilegio y
cisma capital (cf. 5). La Misa perpetuada por la
‘Fraternidad San Pío X’ no es, no puede
ser, la Oblatio Munda”. Así que no es ni puede ser la oblación pura, con lo
“La viciosidad principal del ‘Lefebvrismo’ consiste en una radical duplicidad, la cual
inocula la herejía”.
“Mons. Lefebvre tiene un habitus de la duplicidad tan extraordinario que lo empuja
cínicamente a afirmar lo contradictorio”.
cual es peor que la Nueva Misa a la que no ha llegado a considerarla en
esos términos.
“Si Mons. Lefebvre no hubiese profanado la Misa tradicional exigiendo que sea
celebrada una cum Wojtyla, yo no hubiese siquiera soñado recibir, ni menos todavía
conferir, el Episcopado”.
“Mons. Lefebvre, al afirmar que Mons. Wojtyla es papa e intimar a los fieles a no
examinar la cuestión, hace imposible afirmar con certeza que él mismo forme parte de la
Iglesia fundada por Jesucristo. Por cierto hay que desearlo y se puede suponerlo, pero
es imposible estar seguro. La misma incertidumbre afectaría evidentemente la pertenencia
a la Iglesia de un Obispo consagrado por Mons. Lefebvre, mientras este continúe
reconociendo y exigiendo reconocer que Wojtyla está investido de la suprema Autoridad”.
“Si con ocasión de una eventual Consagración Mons. Lefebvre no declarase
públicamente el rechazo de su posición actual, e incluso si exteriormente no reafirmase
reconocer a Wojtyla como el Vicario de Jesucristo en acto; entonces, la duplicidad que
emplea sistemáticamente exigiría temer el peor de los compromisos. Tales
‘Consagraciones’ estarían ordenadas, satánica y magistralmente, a asegurar mejor la
integración [‘alliement’] de la falange ‘tradicional’ en la ‘iglesia’ oficial”.
“...con el fin de (aparentar) justificar la celebración una cum Wojtyla, los Econianos no
dudan en afirmar y difundir el error, es decir, que corrompen la Fe de los fieles
inoculándoles la herejía”.
“Mons. de Castro Mayer, al menos en la práctica, no hace más que seguir a Mons.
Lefebvre”.
“Ahora bien, actualmente, los únicos Obispos de los cuales es seguro que forman parte de
la Iglesia militante (Cuerpo Místico de Cristo subsistente en la tierra) son aquellos que
‘proceden’ de Mons. Ngo-Dinh-Thuc; en efecto, ellos son unánimes (a diferencia de Mons.
Lefebvre y de Mons. de Castro Mayer) en afirmar la vacancia al menos formal de la Sede
Apostólica”.
El P. Guérard des Lauriers cae bajo sus mismos parámetros sin
percatarse, al juzgar erróneamente a Mons. Lefebvre de sacrílego,
cismático y herético, pues no se da cuenta que al recibir de Ngo Dinh Thuc
la consagración episcopal, se mancha de herejía y cisma, ya que Mons.
Thuc consagró a cismáticos y herejes veterocatólicos que ya lo eran. En el
furor de su chifladura quijotesca, Guérard des Lauriers no se percata de
que al ser consagrado por Ngo Dinh Thuc, se hace hereje y cismático por
haberla contraído de manos de un obispo que consagra a veterocatólicos.
Si se mira bien, fue el P Guérard des Lauriers, el que potenció y revalidó la
imagen falsa de Mons. Ngo Dinh Thuc como obispo tradicionalista y que lo
redimió con su prestigio de sus desvaríos y dado esto, contaminó la tradición, desviándola y desvirtuándola y creando una dialéctica infernal
que aún hoy divide y además desprestigia la imagen de Mons. Lefebvre. Si
se hace abstracción de las consagraciones de los padres des Lauriers,
Zamora y Carmona, nadie hubiera tomado en serio a Mons. Ngo Dinh
Thuc y habría pasado a la historia como un obispo que desvaría al lado de
los del Palmar de Troya y los veterocatólicos, ni siquiera habría sido
considerado un tradicionalista.
Es así que el P. Guérard des Lauriers es el verdadero responsable de toda
esta división por no aceptar la autoridad de Mons. Lefebvre; además se le
llena la boca hablando de la Oblatio Munda, para denostar a Mons.
Lefebvre como sacrílego, además de cismático y hereje, diciendo que sus
misas están manchadas, cuando él no se percata que con su falsa teoría
de materialiter et formaliter, está al menos admitiendo que dice la Misa Una
Cum materialiter, con lo cual la acusación que le hace a Mons. Lefebvre, le
cae encima, por estar materialmente con el Papa hereje.
P. Basilio Méramo
Bogotá,
Lunes de Pascua
2 de Abril de 2018