martes, 3 de abril de 2018


EL ATAQUE FRONTAL CONTRA MONS. LEFEBVRE ORQUESTADO POR GUÉRARD DES LAURIERS, EL GRAN ARTÍFICE DEL LINAJE DUDOSO DESCENDIENTE DE MONS. THUC


He aquí algunos textos entresacados de la entrevista del P, Guérard des Lauriers de 1986 publicada por la revista Sodalitium en su edición del 30 de Marzo de 2016, en los cuales se acusa a Mons. Lefebvre de sacrílego, cismático y hereje.

Todos los ataques de los thucistas guerardianos o no, se reducen a lo que Guérard des Lauriers afirma en contra de Mons. Lefebvre, con lo cual pudre la Tradición.
Así pues, se impone que los fieles deben de saber en qué términos el P, Guérard des Lauriers se expresaba acerca de Mons. Lefebvre injuriándolo de los delitos más graves como son el sacrilegio, el cisma y la herejía, y todo por no plegársele, en su errada visión categórica dogmático visceral que exigía apodícticamente declarar la Sede Vacante a lo bruto, como el P. Guérard des Lauriers pretendía que hiciera Mons. Lefebvre. Tenemos así, que el gran San Atanasio del siglo XX, Mons. Lefebvre, gracias al cual la Misa Tridentina no fue barrida y aún subsiste, viene a ser el gran sacrílego, cismático y herético para el P Guérard des Lauriers.

Es más, si no hubiera sido por la reputación de Guérard des Lauriers, Mons. Ngo Dinh Thuc hubiera pasado desapercibido para el mundo de la Tradición, pues aquel, aprovechándose de la situación, logra hacerse consagrar Obispo y en plena rebelión contra la autoridad episcopal de Mons. Lefebvre, y Don Antonio de Castro Mayer, para oponérseles contrarrestándoles, y fraguar la imagen de que Mons. Thuc era un tradicionalista integérrimo, baluarte de la tradición aún más que los mismos Mons. Lefebvre y Mons. de Castro Mayer, cuando en realidad era un obispo liberal y modernista, tal como se puede ver por su proceder en el Concilio Vaticano II, según consta en las actas del mismo, reivindicando para las mujeres su participación como ministras en el ámbito religioso y al que no le importaba consagrar a cualquiera aunque fuera un cismático o hereje, tal como de hecho aconteció con las reiteradas consagraciones que hizo con veterocatólicos.


Todos los ataques posteriores que se hicieron a Mons. Lefebvre de parte de los thucistas, tienen su origen y se sintetizan en los que hiciera el P. Guérard des Lauriers; él es el verdadero responsable de toda esta gran confusión que aún hoy perdura y que divide la verdadera Tradición Católica que resiste a Roma Apóstata devenida en la Babilonia Apocalíptica, la Babilonia la Grande, la madre de los fornicarios y de las abominaciones de la tierra, con vertida en el Gran Panteón de todas las falsas religiones de la tierra, pues ha venido a ser albergue de demonios y refugio de toda ave impura y aborrecible, porque del vino de su furiosa fornicación bebieron todas las naciones, con ella fornicaron los reyes de la tierra, y de la cual hay que salir para no ser solidario de sus pecados y no participar de sus plagas. Roma Apóstata, sede del Anticristo (Religioso) como dice Nuestra Señora de la Salette, está ya sentenciada: Ay, ay de la ciudad grande de Babilonia nos dice San Juan.

Todos los thucistas, guerardianos o no, tienen un mismo denominador común, denigrar a Mons Lefebvre, acusándolo de cismático y de hereje, ataque que supera incluso a los de los mismos modernistas; y hoy ante la decadente neofraternidad que traiciona a la Tradición y a la que el mismo Mons. Lefebvre no les sirve más que de pantalla, estos se erigen como los únicos verdaderos, legítimos tradicionalistas, gracias a la sucesión apostólica de Mons. Ngo Dinh Thuc.
Estos son algunos de los textos que así lo prueban:

“Desde hace diez años por lo menos, se enseña en Ecône, se repite e impone a los fieles de los prioratos, y a los niños (inocentes y sin defensa) que frecuentan las escuelas dirigidas por la Fraternidad San Pío X, que el Magisterio es infalible solamente si el Papa habla ‘ex cathedra’. Esto equivale a negar la infalibilidad del Magisterio ordinario universal, la cual es sin embargo afirmada por toda la Tradición, particularmente por el Vaticano I. El ‘Lefebvrismo’ difunde entonces la herejía, a fin de poder proclamar que Mons. Wojtyla es verdaderamente Papa y de poder así guardar los sufragios de los fieles generosos, que se lleva por el camino del infierno en lugar de declararles la Verdad”.

“La Misa tradicional tal como la celebran Mons. Lefebvre y los sacerdotes ordenados por él, esa Misa celebrada una cum Wojtyla, está, quiera lo que quiera el celebrante, objetivamente manchada por una doble impureza que resulta del sacrilegio y cisma capital (cf. 5). La Misa perpetuada por la 
‘Fraternidad San Pío X’ no es, no puede ser, la Oblatio Munda”. Así que no es ni puede ser la oblación pura, con lo

“La viciosidad principal del ‘Lefebvrismo’ consiste en una radical duplicidad, la cual inocula la herejía”.

“Mons. Lefebvre tiene un habitus de la duplicidad tan extraordinario que lo empuja cínicamente a afirmar lo contradictorio”.

cual es peor que la Nueva Misa a la que no ha llegado a considerarla en esos términos.

“Si Mons. Lefebvre no hubiese profanado la Misa tradicional exigiendo que sea celebrada una cum Wojtyla, yo no hubiese siquiera soñado recibir, ni menos todavía conferir, el Episcopado”.

“Mons. Lefebvre, al afirmar que Mons. Wojtyla es papa e intimar a los fieles a no examinar la cuestión, hace imposible afirmar con certeza que él mismo forme parte de la Iglesia fundada por Jesucristo. Por cierto hay que desearlo y se puede suponerlo, pero es imposible estar seguro. La misma incertidumbre afectaría evidentemente la pertenencia a la Iglesia de un Obispo consagrado por Mons. Lefebvre, mientras este continúe reconociendo y exigiendo reconocer que Wojtyla está investido de la suprema Autoridad”.

“Si con ocasión de una eventual Consagración Mons. Lefebvre no declarase públicamente el rechazo de su posición actual, e incluso si exteriormente no reafirmase reconocer a Wojtyla como el Vicario de Jesucristo en acto; entonces, la duplicidad que emplea sistemáticamente exigiría temer el peor de los compromisos. Tales ‘Consagraciones’ estarían ordenadas, satánica y magistralmente, a asegurar mejor la integración [‘alliement’] de la falange ‘tradicional’ en la ‘iglesia’ oficial”.

“...con el fin de (aparentar) justificar la celebración una cum Wojtyla, los Econianos no dudan en afirmar y difundir el error, es decir, que corrompen la Fe de los fieles inoculándoles la herejía”.

“Mons. de Castro Mayer, al menos en la práctica, no hace más que seguir a Mons. Lefebvre”.

“Ahora bien, actualmente, los únicos Obispos de los cuales es seguro que forman parte de la Iglesia militante (Cuerpo Místico de Cristo subsistente en la tierra) son aquellos que ‘proceden’ de Mons. Ngo-Dinh-Thuc; en efecto, ellos son unánimes (a diferencia de Mons. Lefebvre y de Mons. de Castro Mayer) en afirmar la vacancia al menos formal de la Sede Apostólica”.

El P. Guérard des Lauriers cae bajo sus mismos parámetros sin percatarse, al juzgar erróneamente a Mons. Lefebvre de sacrílego, cismático y herético, pues no se da cuenta que al recibir de Ngo Dinh Thuc la consagración episcopal, se mancha de herejía y cisma, ya que Mons. Thuc consagró a cismáticos y herejes veterocatólicos que ya lo eran. En el furor de su chifladura quijotesca, Guérard des Lauriers no se percata de que al ser consagrado por Ngo Dinh Thuc, se hace hereje y cismático por haberla contraído de manos de un obispo que consagra a veterocatólicos.

Si se mira bien, fue el P Guérard des Lauriers, el que potenció y revalidó la imagen falsa de Mons. Ngo Dinh Thuc como obispo tradicionalista y que lo redimió con su prestigio de sus desvaríos y dado esto, contaminó la tradición, desviándola y desvirtuándola y creando una dialéctica infernal que aún hoy divide y además desprestigia la imagen de Mons. Lefebvre. Si se hace abstracción de las consagraciones de los padres des Lauriers, Zamora y Carmona, nadie hubiera tomado en serio a Mons. Ngo Dinh Thuc y habría pasado a la historia como un obispo que desvaría al lado de los del Palmar de Troya y los veterocatólicos, ni siquiera habría sido considerado un tradicionalista.
Es así que el P. Guérard des Lauriers es el verdadero responsable de toda esta división por no aceptar la autoridad de Mons. Lefebvre; además se le llena la boca hablando de la Oblatio Munda, para denostar a Mons. Lefebvre como sacrílego, además de cismático y hereje, diciendo que sus misas están manchadas, cuando él no se percata que con su falsa teoría de materialiter et formaliter, está al menos admitiendo que dice la Misa Una Cum materialiter, con lo cual la acusación que le hace a Mons. Lefebvre, le cae encima, por estar materialmente con el Papa hereje.

P. Basilio Méramo Bogotá, 
Lunes de Pascua 2 de Abril de 2018

lunes, 19 de marzo de 2018

Extraño pensamiento de un supuesto tradicionalista, y su cerebro gris: el padre Guérard des Lauriers


EXTRAÑO PENSAMIENTO DE UN SUPUESTO TRADICIONALISTA Y SU CEREBRO GRIS EL P. GUÉRARD DES LAURIERS                                                                                                                                    UN                                                                                      
¿De quién se trata? De Monseñor Ngo Dinh Thuc, por asombroso que parezca.

Sobre los no católicos dice el artículo aparecido en Sursum Corda (blog desaparecido por presiones de los sacerdotes thucistas de Vedia -  Argentina), “El estado Mental” de Mons, Ngo Dinh Thuc; extraído del Libro “Lo Sacro y lo Profano” del P. Kelly y basado en lo que dijera el P. Cekada antes de cambiar de posición.
Veamos algunos pasajes y citaciones al respecto que revelan el perfil de un Mons. Thuc muy distinto del que se nos ha presentado y que no son los de un paladín de la Tradición Católica.
Sobre su actuación en el Concilio Vaticano II.
“Asistió al Concilio Vaticano II y pronunció un discurso ante los Padres del Concilio el 30 de septiembre de 1963. Habló sobre el tema de ‘la Iglesia’. El ‘Diario del Concilio’ brinda un resumen de lo que dijo, que revela sus tendencias liberales: ‘El Arzobispo Ngo Dinh Thuc, hermano del presidente de Vietnam, Ngo Dinh Diem, se quejó de que el esquema no proporcionaba una adecuada presentación de la Iglesia para los no cristianos. El resultado, dijo, es que la Iglesia seguirá siendo, para los no cristianos, un organismo casi ininteligible. Hizo una fuerte recomendación para que los jefes de las religiones no cristianas fuesen invitados al Concilio como observadores’. Council Daybook, Vatican II, Sessions I & 2, Washington, D.C., National Catholic Welfare Conference, 1965, p. 151”.
Más adelante leemos en misma publicación de Sursum Corda en el artículo del P. Kelly donde afirma sobre el mismo tema: El obispo Gilles Barthe era obispo del Novus Ordo de Fréjus-Toulon. El arzobispo Thuc se estableció en su diócesis un tiempo después del fiasco del Palmar en España. El obispo Gilles aparentemente recibió al arzobispo Thuc con cierta benevolencia. Y mientras estuvo en la diócesis era costumbre del arzobispo Thuc concelebrar la Nueva Misa con Barthe los Jueves Santos. Thuc también regularmente asistía a la Nueva Misa. Porque, contrariamente al mito que ha sido creado por los defensores de las consagraciones de Thuc, el arzobispo Thuc era realmente un obispo muy liberal del Novus Ordo. Sus intervenciones en el Vaticano II muestran que era un liberal y sus memorias muestran que era un modernista.
En el concilio declaró que estaba muy consolado por la presencia de los protestantes. Pero al mismo tiempo dijo que era un ‘escándalo ante todo el mundo’ que ‘los jefes de las religiones no cristianas’ no hubieran sido invitados. Mientras él hablaba, el arzobispo de Diamantina le indicó que aquéllos habían sido, de hecho, invitados. Entonces Thuc se disculpó diciendo: ‘He tratado de abrir una puerta que ya estaba abierta’.
No es, por lo tanto, sorprendente que el arzobispo Thuc concelebrara la Nueva Misa con el obispo Barthe tres semanas antes de la consagración del P. Guérard des Lauriers. Esto sucedió el Jueves Santo 15 de abril de 1981. Consagró al P. des Lauriers en mayo. Cinco meses después Thuc consagró a los padres Carmona y Zamora. Luego, el 24 de enero de 1982, el obispo Barthe publicó una declaración cuestionando la validez de las consagraciones de Guérard des Lauriers, Carmona y Zamora. Mencionaba el estado mental de Thuc como una de sus razones para cuestionar la validez de las consagraciones. Su declaración fue publicada en ‘La Documentation Catholique’, nº 1824, del 21 de febrero de 1982”.
A propósito de su posición sobre las mujeres en la Liturgia, Monseñor Thuc hizo esta extraña proposición:
“... me parece algo extraordinario que en el esquema concerniente al pueblo de Dios, no está hecha una mención expresa a las mujeres, por lo que la Iglesia parece totalmente masculina, mientras que la realidad es muy diferente. ¿Acaso las mujeres no constituyen la mayor parte de los laicos, incluso de la humanidad? ¿No es así que las mujeres sufren muchas prescripciones eclesiásticas molestísimas e injustas? Por supuesto que bien sé que la Iglesia tuvo que comportarse así para no ofender a los prejuicios de esas edades. Así, San Pablo impuso el velo sobre las mujeres en la Iglesia, no sea que disgusten a los Ángeles. Entonces, ¿por qué los hombres deben entrar con orgullo en la Iglesia, descubiertos, que es contrario a la costumbre de los clérigos hoy en día, tanto en Occidente como en Oriente?
De la misma manera, el silencio se impone a las mujeres, mientras que en los muros de esta basílica resonaron recientemente a las voces de los Padres. Así que, las monjas deben obtener el permiso de las Iglesias para lavar los lienzos sagrados. Y además esta injusta discriminación aparece aquí y ahora en esta sala conciliar... ¿ por qué es que en nuestra era atómica, cuando casi en todas partes del mundo las mujeres han obtenido la igualdad jurídica con los hombres, es sólo en la Iglesia de Cristo que todavía sufren estas discriminaciones perjudiciales... Busco ansiosamente... que estas discriminaciones contra el sexo más valeroso sean erradicadas. Por último, le agradeceré a aquel que me pueda presentar con un texto llano apodíctico del evangelio, que excluya a las hermanas de la Santísima Virgen María de las funciones sagradas”. (Acta Synodalia Vaticani II, Vol. 2, parte 3, p. 513)”.

Sobre sus ambiciones de poder y de canonjías.

“El autor Hilaire du Berrier señala que en 1955, el Primado de Saigón se quedó vacante, y Mons. Ngo, el hermano de Diem, quien por entonces tenía una fuerza poderosa en la política vietnamita, trató de asegurar el nombramiento para él: el siguiente movimiento de Diem fue pedir el capelo cardenalicio para su hermano.
La reacción a esa petición fue destacada por Francia-Soir del 26 de octubre, dos días después del amañado plebiscito: ‘La única sombra en la escena para el Sr. Diem, es paradójicamente la actitud del Vaticano’. El Vaticano acaba de nombrar obispo de Saigón, no el candidato del Sr. Diem, que es su propio hermano Mons. Thuc, sino un sacerdote desconocido llamado Hien (...) Diem protestó y Monseñor Thuc abordó un avión para Roma.
Francia-Soir del 29 de diciembre de 1955, contó cómo, mientras esperaba el resultado de la apelación directa de Thuc al Vaticano para anular el nombramiento de Hien, la orden papal nombrando a Hien Vicario Apostólico de Saigón fue retenida por las autoridades postales de Diem, su sello roto, y la orden papal fotocopiada. ‘El Vaticano mantuvo su decisión’, escribió France-Soir, ‘y los censores vietnamitas suspendieron el anuncio de la elevación de Hien durante varias semanas, hasta que los sacerdotes anunciaron la noticia en los púlpitos de Meir y el mismo Hien usó la palabra excomunión en relación con Diem’ ”. (Dos Obispos en cada Garaje).

Sobre su ambición Papal.

“El Sr. du Berrier cita un interesante artículo de Georges Menant en París Match (23 de noviembre de 1963) que habla de cómo se dividió el poder en la familia Ngo y de lo que se decía que eran las ambiciones de Mons. Ngo en la Iglesia: ‘para Diem fue el poder, escribió el Señor Menant, para Nhu la policía, … a Luyen la diplomacia y el tráfico de arroz. La religión era el dominio de Thuc, el arzobispo, con sus vastas tierras y residencias personales rodeadas de baterías antiaéreas. Pero el capelo cardenalicio no estaba exento de la ambición de Thuc. Monseñor Thuc pretende convertirse en Papa. Nada menos.
Es costumbre del Vaticano elegir al Sumo Pontífice de entre los prelados de un país donde la mayoría católica es absoluta. Es por eso que Diem publicó estadísticas oficiales fingiendo que Vietnam era 70% católico, 20% budista y 10% diversas sectas.
La reclamación podría haber continuado si una delegación apostólica no hubiera llegado a la escena en medio de una celebración budista, y dicho delegado observó que, en su opinión, teniendo en cuenta la presencia budista a lo largo de la ruta, la cifra del 70 por ciento debería aplicarse a los fieles de las pagodas. Diem estaba furioso...”. (Dos Obispos en cada Garaje).  Todo esto lo dijo y escribió el P. Cekada, no lo olvidemos.

Sobre su tendencia comerciante.

“El P. Cekada también indica que el arzobispo Thuc tenía algo de un astuto hombre de negocios. Hay que recordar, sin embargo, que está prohibido a los clérigos, de acuerdo con el canon 142, ocuparse de negocios tanto personalmente como a través de otros, tanto para su propio beneficio como para el de otros. El P. Cekada cita a tal efecto el libro de Hilaire du Berrier, ‘Background to Betrayal. The Tragedy of Vietnam’ [Antecedentes de la Traición. La Tragedia de Vietnam]: ‘El Arzobispo Thuc... se repuso de su decepción por no haber recibido la diócesis de Saigón, y se metió con gusto en negocios, comprando casas de departamentos, almacenes, plantaciones de caucho y concesiones de madera. Cuando Thuc ponía sus ojos en alguna propiedad, los demás ofertantes desaparecían prudentemente... Los soldados, en vez de construir defensas, eran puestos a trabajar cortando madera para que el hermano Thuc la vendiera. Camiones y mano de obra del Ejército eran utilizados para construir edificios para él. Un comerciante de Saigón observó: ‘Como un hermano de Diem que era, sus pedidos [de Mons. Ngo] de donaciones sonaban como avisos de impuestos’ ”. 

Esto es, entre otras cosas, lo que el Padre Guérard des Lauriers, gracias a su prestigio y fama de teólogo, logró que se eclipsara sin que se manifestara lo que realmente era Mons. Ngo Dinh Thuc, ya que por los hechos se ve que era más un liberal modernista que un integérrimo tradicionalista como han pretendido pintárnoslo, al punto de llegar al desvarío total de parte de los thucistas, de hacer creer a los fieles que es la garantía única y exclusiva de la verdadera Tradición Católica y considerar a Mons. Lefebvre (el verdadero Atanasio del siglo XX) como un hereje, pues es lo que está afirmado en el libro “Misterio de Iniquidad” y cuyo prefacio es del P. Dolan en calidad de obispo thucista, en los siguientes términos: “Los enemigos denunciados sin cesar por San Pío X han pues continuado su trabajo de zapa modificando de una edición a otra los textos de la Verdad. No hay que sorprenderse que sacerdotes o monjes de edad hayan ya recibido una enseñanza falsa desde su formación religiosa. Tomemos un ejemplo, entre tantos otros: el rector del seminario francés en Roma, el padre Le Floch. Este profesor de seminario totalmente hereje, tenía por divisa reducir lo más posible la infalibilidad papal. Afirmaba en 1926: ‘La herejía que viene será la más peligrosa de todas; ella consiste en la exageración del respeto debido al Papa y la extensión ilegítima de su infalibilidad’. El P. Le Floch tuvo por alumno a un seminarista que llegaría a hablar de él más tarde: Mons. Marcel Lefebvre…”. Habría que ser un idiota útil o un canalla para decir esto sobre todo habiendo recibido de Mons. Lefebvre la ordenación sacerdotal.
Este es el punto crucial, pues se trata de la herejía que estamos viviendo hoy, y que es encabezada por el Vaticano II y Roma Apóstata; es un hecho.
Esto llevó a Mons. Lefebvre a decir que la visibilidad de la Iglesia no estaba en la Iglesia oficial: Esta historia de Iglesia visible de Don Gérard y del Sr. Madirán es infantil. Es increíble que se pueda hablar de Iglesia visible en relación a la Iglesia conciliar y en oposición con la Iglesia Católica que nosotros intentamos representar y seguir. No digo que seamos la Iglesia Católica. Nunca lo he dicho. Nadie puede acusarme de haber querido tomarme por un Papa. Pero, nosotros representamos de verdad la Iglesia Católica tal como era antes, puesto que seguimos eso que siempre ha hecho. Somos nosotros quienes tenemos las notas de la Iglesia visible: la unidad, la catolicidad, la apostolicidad, la santidad. Es eso lo que constituye la Iglesia visible”. (Fideliter n° 70, julio-agosto de 1989).
“No somos nosotros, sino los modernistas quienes salen de la Iglesia. En cuanto a decir ‘salir de la Iglesia visible’, es equivocarse asimilando Iglesia oficial a la Iglesia visible”. (Fideliter n° 66, noviembre-diciembre de 1988).
Es éste uno de los textos más importante de Mons. Lefebvre, incluso en sí mismo más importante que si hubiera declarado la Sede Vacante.  Y para remate, como afirmó Mons. Lefebvre: “Queda claro que somos nosotros quienes conservamos la unidad de la fe que desapareció en la Iglesia Oficial”. (Fideliter n° 66, noviembre-diciembre de 1988).
Esto es lo que no han entendido, ni aún los sucesores de Mons. Lefebvre y muchos miembros de la Fraternidad que piensan igual que los sedevacantistas viscerales, que un Papa legítimo canónicamente electo, no pueda claudicar en la fe; así es que los extremos se unen, tanto los sedevacantistas viscerales, como los antisedevacantistas  parten del mismo principio equivocado y esto ha sido en contra de lo que sostuvo siempre toda la teología de la Iglesia, hasta que llegó el único que rompió la concepción teológica, que fue Pighi 1490-1592 (que es citado en dicho libro tomándolo como principio y fundamento teológico en el que sustentan su posición), el cual ya había sido señalado por San Alfonso María de Ligorio ubicándolo en el error extremo y opuesto al de Lutero y Calvino.
Pighi ya fue rebatido por uno de los grandes teólogos del Concilio de Trento, Melchor Cano, por su novedad sin fundamento y en contra de la teología.
El principio de que un Papa podía defeccionar en la fe, había sido reconocido por todos los teólogos medievales y también por los Papas San León II 682-683, Adriano II 867-872, Inocencio III 1198-1216, los Concilios Ecuménicos VI (III de Constantinopla, 680-681), VII (II de Nicea, 787) y VIII (IV de Constantinopla, 869). El Papa Inocencio III dijo: “En cuanto que la fe me es necesaria, y si bien sólo tengo por juez a Dios por los demás pecados, sólo por el pecado cometido contra la fe puede la Iglesia juzgarme”. El Papa Adriano II leyó la frase de San Bonifacio (que está en los Decretales de Graciano): “Las culpas del Papa ningún mortal presuma redargüirle, porque todos juntos son por él juzgados y de nadie es él juzgado, salvo que se le sorprenda desviado de la fe”. Esta es la cabal y correcta inteligencia del adagio canónico: Prima Sede a nemine iudicatur, la primera Sede por nadie puede ser juzgada.
Los canonistas dicen:
Prümer en su manual de Iure Canonici: “Por la herejía cierta y notoria, el Papa pierde su potestad, los autores sin duda conjuntamente dicen”.
Regatillo en su Institutiones Iuris Canonici dando los motivos por los cuales un Papa puede perder el pontificado, dice: “A causa de la herejía pública y notoria ipso facto, es la sentencia más común, porque no es miembro de la Iglesia, luego menos puede ser su cabeza”.
Naz en el Tratado de Derecho Canónico, que tiene además como autores que a Clereq,  Lefebvre, Claeys  Bouvaert y Jombart, referente a la cesación del poder pontifical comentando el Canon 221, dice: “Además el poder del Papa cesaría como resultado de la demencia perpetua o la herejía formal. En el primero de los casos, el Papa, siendo incapaz de hacer un acto humano, sería por consecuencia incapaz de ejercer su jurisdicción. La ayuda de un Vicario no podría suplirlo, porque la infalibilidad y la primacía de jurisdicción no pueden ser delegadas. El segundo caso, según la doctrina, la más común, es teóricamente posible, por cuanto que el Papa obraría como doctor privado.  Dado que la Sede suprema no es juzgada por nadie (Can.1556), habría que concluir, por el hecho mismo y sin sentencia declaratoria, el Papa sería destronado. No hay de otra parte ejemplo, en la historia eclesiástica, que un verdadero Papa haya caído en la herejía formal, incluso en cuanto doctor privado”. Aunque según el autor no ha habido un caso tal en la historia, lo importante es que aun así y a pesar de todo admite el principio teológico y jurídico de que el Papa puede perder el pontificado por herejía formal.
Coronata en su Tratado de Institutiones Iurici Canonici también dice que se pierde el Pontificado por herejía notoria.
Vermeersch en Epítome Iuris Canonici, sobre la pérdida del pontificado, dice: “Cesa la potestad del Romano Pontífice por la muerte, renuncia libre y por la demencia cierta y perpetua, y por la herejía notoria”.
Entonces queda claro que jurídicamente y basados en la teología, para todos estos autores, un Papa pierde el pontificado por la herejía formal. Esto es lo que no aceptan tanto los sedevacantistas dogmático – viscerales (todos los thucistas incluido Guérard des Lauriers que ha inventado la tesis del Papa material y formal basado en una mediocre metafísica) como los antisedevacantistas (la actual cúpula y gran parte de sus o que fueron miembros de la Fraternidad San Pío X y que salieron.
El P. Guérard des Lauriers, siendo el responsable principal de todas las acusaciones de parte del Sedevacantismo bruto y duro, que nada tiene que ver con el único Sedevacantismo verdadero como conclusión teológica (y no como dogma de fe) cierta y evidente para los entendidos -quoad sapientes- (no para todos -non quoad ommibus-), dice denigrando de Mons. Lefebvre: “Ahora bien, actualmente, los únicos Obispos de los cuales es seguro que forman parte de la Iglesia militante (Cuerpo Místico de Cristo subsistente en la tierra) son aquellos que ‘proceden’ de Mons. Ngo-Dinh-Thuc; en efecto, ellos son unánimes (a diferencia de Mons. Lefebvre y de Mons. de Castro Mayer) en afirmar la vacancia al menos formal de la Sede”.
“Desde hace diez años por lo menos, se enseña en Ecône, se repite e impone a los fieles de los prioratos, y a los niños (inocentes y sin defensa) que frecuentan las escuelas dirigidas por la Fraternidad San Pío X, que el Magisterio es infalible solamente si el Papa habla ‘ex cathedra’. Esto equivale a negar la infalibilidad del Magisterio Ordinario Universal, la cual es sin embargo afirmada por toda la Tradición, particularmente por el Vaticano I I ”. Esta afirmación que le atribuye a Mons. Lefebvre es absolutamente falsa, y parte de la confusión que tiene el P. Guérard (y con él todos los sedevacantistas viscerales) del Magisterio Extraordinario del Papa sólo y del Magisterio Ordinario Universal de la Iglesia que no es del Papa sólo sino de Toda la Iglesia docente, es decir de todos los obispos incluido el Papa cuya cabeza es de todos, lo cual es un error garrafal e imperdonable en un hombre de Iglesia.
Y el P. Guérard continúa con sus ataques viscerales a Mons. Lefebvre diciendo: “La Misa tradicional tal como la celebran Mons. Lefebvre y los sacerdotes ordenados por él, esa Misa celebrada una cum Wojtyla, está, quiera lo que quiera el celebrante, objetivamente manchada por una doble impureza que resulta del sacrilegio y cisma capital. La Misa perpetuada por la “Fraternidad San Pío X” no es, no puede ser, la Oblatio Munda”.
No puede haber equivocación mayor que esta afirmación y eso está en la raíz del error del sedevacantismo visceral y dogmatizante que considera hereje a todo el que no lo asuma según su exótica forma de pensar.
Más adelante en la misma entrevista, atribuye a Mons. Lefebvre su desenfreno, afirmando esto: “Si Mons. Lefebvre no hubiese profanado la Misa tradicional exigiendo que sea celebrada una cum Wojtyla, yo no hubiese siquiera soñado recibir, ni menos todavía conferir, el Episcopado”. Ignora el P. Guérard des Lauriers que aun el mismo P. Franz Schmidberger en su momento me dijo a mí, que el una cum se decía sub conditione (bajo condición) en la Fraternidad, cuando le manifesté clara y abiertamente que no se podía estar en comunión nombrando a un Papa que profesa la herejía y que además está en cisma (ruptura) con toda la Tradición de la Iglesia, cosa que hoy quizás no diría, pero eso ya es harina de otro costal; con lo cual se ve como el P. Guérard de Lauriers era un obseso compulsivo que le hervía la sangre fanáticamente que ni se le ocurría siquiera pensar que  podía haber un una cum  sub conditione, sea explícita o implícitamente.
Y para rematar, el P. Guérard des Lauriers afirma de manera delirante en su entrevista: Si con ocasión de una eventual Consagración Mons. Lefebvre no declarase públicamente el rechazo de su posición actual, e incluso si exteriormente no reafirmase (no) reconocer a Wojtyla como el Vicario de Jesucristo en acto; entonces, la duplicidad que emplea sistemáticamente exigiría temer el peor de los compromisos. Tales consagraciones estarían ordenadas, satánica y magistralmente, a asegurar mejor la integración [‘ralliement’] de la falange ‘tradicional’ en la ‘Iglesia oficial’”. Si esto se da ahora en la Neo-Fraternidad, es por la traición a los principios y la actitud liberal de la combinazione (o componenda), y no por las causas que señala el P. Guérard.
 (Textos tomados de la Entrevista al P. Guérard des Lauriers. Sodalitium.  https://www.sodalitiumpianum.it/entrevista-a-monsenor-guerard-des-lauriers/ )
Como puede observarse, hay un propósito sistemático de atacar la obra de Monseñor Lefebvre y demolerla desde el principio, como parte del complot y la persecución contra la verdadera Iglesia visible, pretendiendo suplantarla, erigiéndose como la verdadera Iglesia militante y desviar las almas al error y al abismo. El Gran Golpe Maestro de Satanás es doble: por la obediencia  llevar a la desobediencia (la falsa obediencia) y además dividir a la Tradición que reacciona y resiste. La línea espuria de Mons. Thuc desgraciada y desapercibidamente conduce y realiza eso, se den o no se den cuenta de ello, pero por los frutos podemos juzgar. Duele decirlo, pero el P. Guérard des Lauriers no pudo hacer mejor obra de autodemolición de la Tradición que impugnando la pureza en la celebración de la Misa de Mons. Lefebvre, que fue el adalid de su defensa y preservación; paradójicamente Mons. Lefebvre ha sido más virulentamente atacado por estos supuestos tradicionalistas, que por los mismos progresistas y modernistas. Si esto no es una obra satánica, díganme ¿qué es?
No hay que olvidar que el mismo P Cekada, antes de aliarse con el thucismo que él detestaba, ya decía: “… ¿Podemos realmente tomar todo esto en serio y suponer que los ‘obispos’ involucrados en este tipo de marchas son el futuro de la Iglesia? Imposible. Incluso para referirse a ellos como ‘obispos católicos tradicionales’ da demasiada respetabilidad a todo el negocio, que es, en opinión de este escritor, muy irrespetuoso de hecho”.
Y dos párrafos más adelante: “la historia no terminará aquí, es probable que los ‘obispos’ instantáneos continuarán multiplicándose exponencialmente, como entre los ‘viejos católicos’”. (Dos Obispos en cada Garaje).


P. Basilio Méramo
Bogotá, 19 de Marzo de 2018
En la Fiesta del Glorioso San José,
Patrono y Gran Protector de la Iglesia