viernes, 4 de mayo de 2018

Resulta ahora, al parecer, que el loco soy yo che


RESULTA AHORA, AL PARECER, QUE EL LOCO SOY YO, “CHE”.
HABRÁ QUE SER TAN CARADURA

Así como el destino fluctuante y cambiante cual las fases de la luna, y por esas cosas azarosas y casuales, ahora soy yo el raro, obcecado y hasta el loquito de la película (de la situación) y no el escandaloso tortuoso, contradictorio y cambiante Mons. Thuc, que con su vaivén errático y delicuescente deja una turbia estela, lo cual dio en qué pensar sobre su misma cordura, ya que se trataba de un prelado, como Obispo de la Iglesia; acaso cambiaron los hechos después de haberse producido y que hicieron pensar en su falta de capacidad mental a tal punto que llevaron al P, Sanborn a expresar, según refiere Raúl Miguel aludiendo a lo expresado por el P. Kelly: “El P. Sanborn fue aún más lejos. Dijo que la conducta del arzobispo Thuc era ‘rara’. Y en su intento para entenderla concluyó que había tres posibles explicaciones. Dos de estas tres eran: insania y senilidad. La tercera era credulidad”. (Raúl Miguel, El Estado Mental de Mons, Thuc, citando al P. Laurence Kelly en “The Sacred and The Profane”, p.86)

En otro apartado del libro en cuestión del P. Kelly, el autor nos trae una recopilación del pensamiento del P. Sanborn frente a estos hechos, de lo cual merece destacar especialmente lo que sigue:
 En su artículo de 1983 sobre los obispos thucistas, el P. Anthony Cekada dijo que el arzobispo Thuc era un hombre de ‘gran experiencia pastoral y de unos brillantes antecedentes académicos en teología, filosofía y derecho canónico’. (Rev. Anthony Cekada, "Two Bishops in every garage", THE ROMAN CATHOLIC, January 1983, p. 8). Y sin embargo, a pesar de su ‘gran experiencia pastoral’ y ‘brillantes antecedentes académicos’, en 1975 comenzó a actuar en un modo que el P. Sanborn caracterizaría más tarde como ‘raro’. Este raro comportamiento comenzó en 1975 y continuó hasta su muerte en 1984. Lo que hizo no era simplemente compatible con el comportamiento de un arzobispo católico y ex profesor de seminario con tres doctorados, que estuviese en sus cabales. Esto fue tan obvio que muchos cuestionaron su capacidad mental. Entre quienes emitieron tales cuestionamientos acerca del estado mental del arzobispo Thuc estaban el P. Anthony Cekada, el P. Donald Sanborn y el P. Noël Barbara”. (Raúl Miguel, El estado Mental de Mons Thuc, Blog Sursum Corda, 2017, citando al P. Kelly en The Sacred And The Profane, Seminary Press, N.Y. 1997, p.85)

El P. Cekada refiriéndose a los hechos protagonizados por Mons.Thuc en el Palmar de Troya, dice lo siguiente: Poco necesitamos agregar a lo que señala el P. Cekada, excepto decir que tal ‘verdaderamente colosal falta de sentido común’ en un hombre con los antecedentes, la educación y la experiencia pastoral de Thuc indica o que perdió su fe, o el juicio o ambos. Su comportamiento posterior indica lo mismo. Porque ‘el fiasco del Palmar’ no fue una aberración momentánea en la vida del arzobispo Thuc. Fue más bien el comienzo de un patrón de comportamiento que caracterizó su vida por años antes de su muerte”.

Y también el P. Barbara (hoy difunto) se plantea la cuestión sobre las facultades mentales de Mons. Thuc, cuando después de entrevistar dos veces a Mons. Thuc, en marzo de 1981 primero y luego en enero de 1982 concluye que son posibles tres posiciones, a saber: -No. Thuc no estaba en posesión de todas sus facultades; no era responsable y no incurrió en las penas previstas por la ley. Pero entonces las consagraciones conferidas no son válidas, puesto que el consagrante no estaba en posesión de sus facultades mentales para la realización de un acto responsable.
            -Sí. El consagrante estaba en completa posesión de sus facultades. Las consagraciones son válidas, pero el consagrante y el consagrado han incurrido en todas las penas previstas por la ley y Thuc es verdaderamente un obispo escandaloso.
            -No lo sabemos con certeza. Quizás estaba en posesión de sus facultades y quizás no. Esto dejaría flotando una duda sobre las censuras incurridas, pero también sobre la validez de todas estas ordenaciones”. (P. Noël Barbara, “What Are We To Think Of The Bishops Consecrated By Ngo Dinh Thuc, Carmona, Vezelis, Musey, Etc.”, citado por Raúl Miguel en “El Estado Mental de Mons, Thuc”, Blog Sursum Corda, marzo del 2017).

Si Mons. Thuc, era o no capaz mentalmente, de realizar ordenaciones y consagraciones válidamente, esto fue puesto en tela de juicio, como se puede comprobar por los mismos padres Barbará, Sanborn y Cekada entre otros, por no mencionar hasta el mismo Mons. Lefebvre.

Si no hubiera duda (y duda positiva), es decir, fundada en el mismo proceder, y concretizada en hechos que no se pueden volatilizar, pero que tanto al autor, a quien va en parte esta respuesta,  y que no vale la pena ya quizás nombrar, no se habría suscitado la cuestión de la lucidez o capacidad mental de Mons. Thuc con respecto a sus consagraciones, algunas clandestinas, sin documentación, como pide la Iglesia, con sujetos idóneos (debidamente preparados y aptos) para el ministerio sacerdotal y episcopal como Ella pide y exige; con el agravante además, de ser sacrílegas, cismáticas y hasta heréticas por ser realizadas a individuos veterocatólicos, en múltiples casos, y prácticamente todas, excepción hecha de las que fueron realizadas a los padres Guérard des Lauriers, Carmona y Zamora.

Si llegare a descartarse la duda de las capacidades mentales de Mons. Thuc, las consagraciones no serían entonces inválidas, pero sí serían sacrílegas y en plena comunicatio in sacris, (comunión en las cosas sagradas) al ser realizadas a personas que son herejes y cismáticos, transfiriendo esta misma condición al ministro que las imparte, como también a los que en lo sucesivo ordena o consagra.

De otra parte, dejando la cuestión de la capacidad mental, se puede ver que psicológicamente Mons. Thuc era capaz de realizar un sacramento inválidamente, pues como es sabido, pretendió excusarse cuando se le pidieron razones por las cuales él había concelebrado con el obispo de Toulón un Jueves Santo, y esta fue su respuesta: “Él dijo que era porque ese día no podía celebrar solo... Sucede que fue una falsa concelebración, porque dijo que no recibió la comunión. Porque, cuando un sacerdote no comulga, no hay una Misa”. (Rene Rouchette, “Mise au point au sujet du sacre de Mgr. Guerard des Lauriers”, Lettres non-conformistes, n° 28, (Apr., 1982), p. 5., citado por el P. Cekada en Dos Obispos en Cada Garage).

Y esto, aunque haya pasado hace más de treinta y cinco años, no pierde vigencia, pues el tiempo no cambia los hechos, sino que con ellos se hace la historia.

Tenemos pues así, que en el caso de la incapacidad mental, no caería en dichas sanciones, pero serían estas órdenes inválidas. De tal modo que hay dos posibilidades, una la invalidez por falta de cordura y la otra (en el caso de ser válidas), la del sacrilegio y el cisma o la herejía en el caso de estar lúcido, aunque fueran válidas. No se trata pues, de acciones malas como por ejemplo los actos del común de los mortales pretendiendo minimizar y restarle importancia, sino de acciones malas en relación a los sacramentos por una doble partida tocante a su validez o al sacrilegio y el cisma o la herejía.

Hay que también señalar que cuando se habla de demencia o de locura, que anula la validez de los actos, tanto en el orden civil y mucho más en el religioso sacramental, no se trata simplemente de la demencia o locura, son como la medicina psiquiátrica hace ver, pues muchas veces sin estar loco o demente de atar o de llevar al manicomio, se puede afectar la validez de los actos y aquí va un ejemplo histórico y que tuvo cierta resonancia en su tiempo con un caso que fue en aquel momento famoso, como el que relata Llinás; se trata del famoso y legendario caso del conde de Cuchicute, José María Rueda Gómez hijo de un rico hacendado de San Gil Santander: “En 1935 el psiquiatra Llinás [abuelo del famoso fisioneurólogo Rodolfo Llinás], fue consultado por los magistrado del Tribunal Superior de Bogotá para que ofreciera su dictamen en el juicio contra el conde; los jueces querían determinar si había prestado su consentimiento libre y voluntario, el 16 de Noviembre de 1922, en un contrato con su hermano Timoleón   en el que le traspasaba tres de sus haciendas, inicialmente previstas dentro de la herencia de sus hijas. Tras analizar el caso el psiquiatra anotó un veredicto en un dictamen de 37 páginas (…) despreció los que abordaron la enfermedad mental de su paciente con categorías como “loco o “enajenado mental”, para quedarse con opiniones más científicas como “psicosis maniaco depresivas” empleada por los franceses, y “psicosis hereditaria con crisis depresiva y con impulsiones de carácter destructivo”. (…) al desglosar los pormenores del 16 nov 1922, el día de la firma del contrato, el psiquiatra demostró a los jueces que su paciente tenía casi dos años sumido en la fase depresiva melancólica. (…)  opaco, silencioso y retraído, ‘en mi condición de perito médico en este juicio, resumo mi dictamen contestando la pregunta con que inicié el estudio así como también con la que se me hace por la parte demandada en la forma siguiente. Las facultades mentales, volitivas y afectivas del señor José María Rueda Gómez, no estaban en perfecto buen estado, ni en normalidad absoluta, ni en lucidez completa, el día 16 de Noviembre de 1922, por esa razón el señor José María Rueda Gómez, en mi concepto, carecía de capacidad mental para pactar o contratar y para obligarse a otra persona por acto de voluntad’” (Pablo Correa, “Rodolfo Llinás, La Pregunta Difícil”. Ed. Aguilar, Bogotá 2018, p.22, 23,24).

Un masón y un loco no son equiparables, en cuanto a la responsabilidad y la intención de sus actos, pues un loco no puede pecar (al menos gravemente); un masón sí; un masón es responsable de sus actos, un loco no. Por eso hay que ser maquiavélico y manipulador, pretendiendo equiparar el proceder de la Iglesia, buscando una solución a la validez de las consagraciones de Mons. Ngo Dinh Thuc, al caso de un masón con el de un loco, de un semiloco o semidemente, para después aplicarlo en lo concreto a la ordenación sacerdotal de Mons. Lefebvre por un obispo masón, como lo fue, al parecer, el Card. Achille Liénart, y así admitir la validez en el caso concreto de las consagraciones de Ngo Dinh Thuc, en el caso de ser un inhábil mental y así descartar la duda positiva de tal modo que no queda más que creer o reventar; esto es, una vez equiparadas las dos cosas, o se aceptan las consagraciones de Mons. Ngo Dinh Thuc, tanto como las de Mons. Lefebvre, o en su defecto, si se pone en duda las de Mons. Ngo Dinh Thuc, lo mismo habría que hacer con las de Mons. Lefebvre.

Esto hasta ahora, ningún thucista en cualquiera de sus múltiples facetas, se atrevió a formularlo, pero tuvo que venir un tinterillo para que esto hiciera; tan es así, que la misma persona, el autor al que va dirigido esta respuesta y cuyo nombre no quiero ni mencionar, para que no se interprete  como en muchos casos es el proceder muy común en los habitantes del cono sur, y en concreto de la Argentina.

Y esto es lo que en sí mismo, no sólo es maquiavélico, sino perverso, sin que esta calificación del proceder y razonamiento objetivamente hablando, se le adjudique o atribuya al sujeto en cuestión, subjetivamente hablando.

Luego, no soy yo, “che”, el que calumnia, divide y habla mal, pues esto no sería más que otro indigno y vil proceder de endosarme a mí la cuenta y responsabilidad de lo que ya se había incluso previsto, diciendo que esto iba a afectar al bien común de la unión entre sacerdotes y entre los mismos fieles. 

Tampoco hacía falta recurrir a la infidencia dejando a un fiel cercano mal parado con el fin de utilizarlo para descalificame con su comentario. Esto es propio de la manipulación.

El culpable no es el que señala el mal y lo denuncia, sino aquel que lo propicia y ejecuta. Para el buen entendedor, pocas palabras bastan.

Nota: Lo resaltado en negrilla es nuestro, para destacar.


P. Basilio Méramo
Bogotá, 4 de Mayo de 2017


lunes, 23 de abril de 2018


RESPUESTA A LA CONTRARRESPUESTA DE DAVID ALEJANDRO MARTÍNEZ DE CUBA

Estimado David:

Es muy difícil cuando uno ya se embarcó y está en pleno mar, saltar por la borda del barco.
A cualquier persona con un poquito de sentido común que conozca la sucesión de hechos del errático y contradictorio actuar de Mons. Thuc, bastaría para alejarse prudencialmente de todo su turbio proceder en materia sacramental; el mismo M. Thuc es el que relata que el salió corriendo pues si se lo pedía la Virgen, iría hasta el fin del mundo, como el mismo P. Cekada lo relata, y usted eso lo desecha diciendo....

De otra parte, uno puede ser engañado una o dos veces, pero resulta que quitando las consagraciones del P. Guérard des Lauriers, del P. Zamora y el P. Carmona, todos los demás han sido veterocatólicos y por lo tanto cismáticos y herejes; después de la escandalosa consagración del Palmar de Troya. Usted no puede, interpretando mal y a su favor, que M. Lefebvre encaminó a los del Palmar de Troya hacia Mons. Thuc, para que él atendiera el caso, pues Mons. Lefebvre no tenía ni tiempo para ocuparse de ellos que es muy distinto.

Además M. Lefebvre siempre pensó que a M. Thuc algo le patinaba en la cabeza, y hasta eso mismo lo cuenta el P. Cekada y además el mismo Sanborn también hace alusión cuando dice del vietnamita El P. Sanborn dijo a un sacerdote d ela sociedad San Pío V, que un sacerdote Vietnamita, que se encontró y habló co el Arzobispo Thuc dijo: "Que Thuc entraba y salía de su estado de lucidez". Además decía que su conducta era rara "

El P. Sanborn fue aún más lejos. Dijo que la conducta del arzobispo Thuc era "rara". Y en su intento para entenderla concluyó que había tres posibles explicaciones. Dos de estas tres eran: insania y senilidad. La tercera era credulidad". El P. Cekada también señaló que M. Lefebvre "quien conocía a M. Thuc, observó que él nunca se había recuperado de la muerte de su hermano" ahora bien, si todo esto a usted le parece que son calumnias, es no querer la realidad de los hechos.

El P. Barbará, a su vez da tres posibles respuestas al actuar desconcertante de M. Thuc diciendo: "Solo hay tres respuestas posibles a esta cuestión: No. Thuc no estaba en posesión de todas sus facultades; no era responsable y no incurrió en las penas previstas por la ley. Pero entonces las consagraciones conferidas no son válidas, dado que el consagrante no estaba en posesión de sus facultades... Si. El consagrante de estas consagraciones estaba en completa posesión de sus facultades. Las consagraciones son válidas, pero el consagrante y el consagrado han incurrido en todas las penas previstas por la ley. Y Thuc es verdaderamente un Obispo escandaloso. No lo sabemos con certeza, tal vez estaba en posesión de sus facultades y quizás no. Esto dejaría una duda en el aire, sobre las censuras incurridas, pero también sobre la validez de todas estas consagraciones". 

Como refiere el P. Kelly: "El P. Barbara entrevistó al arzobispo Thuc en marzo de 1981 y nuevamente en enero de 1982. A continuación de estas entrevistas sugirió tres respuestas posibles a la cuestión de si el arzobispo Thuc estaba o no “en posesión de sus facultades”. Escribió entonces: 

   “La recaída en la profanación del sacramento del Orden (la última consagración realizada en una secta fue el 24 de setiembre de 1982) y la falta de firmeza en su promesa de no recaer nuevamente, permiten hacerse una pregunta capital. Este anciano de más de 85 años de edad, ¿estaba en posesión de sus facultades? ¿Se daba cuenta de lo que hacía al imponer sus manos tan fácilmente sobre cualquiera? ¿Era verdaderamente responsable de sus actos? Hay sólo tres respuestas posibles a esta penosa cuestión.
              -No. Thuc no estaba en posesión de todas sus facultades; no era responsable y no incurrió en las penas previstas por la ley. Pero entonces las consagraciones conferidas no son válidas, puesto que el consagrante no estaba en posesión de sus facultades mentales para la realización de un acto responsable.
             -Sí. El consagrante estaba en completa posesión de sus facultades. Las consagraciones son válidas, pero el consagrante y el consagrado han incurrido en todas las penas previstas por la ley y Thuc es verdaderamente un obispo escandaloso.
             -No lo sabemos con certeza. Quizás estaba en posesión de sus facultades y quizás no. Esto dejaría flotando una duda sobre las censuras incurridas, pero también sobre la validez de todas estas ordenaciones".

De otra parte, M. Thuc muestra por su proceder, que era capaz de realizar un rito sacramental inválidamente, pues como refiere el mismo P.Cekada: "Tampoco las actividades de Thuc se limitaron a la consagración de cismáticos; un boletín de noticias francés que lo apoya, declara que el Jueves Santo del 15 de Abril de 1981 concelebró la Nueva Misa con M. Berthe, el obispo de Toulon. El autor explica que él dijo que era porque ese día no podía celebrar solo... sucede que fue una falsa concelebración, porque dijo no recibió la comunión porque, cuando un sacerdote no comulga no hay Misa. La justificación de Mgr. Thuc para su acción al sostener que sólo simulaba la celebración de un Sacramento en Misa, por cierto, es un pecado grave y no aumenta nuestra confianza en su comprensión de la teología sacramental".

Esto demuestra que psicológicamente M. Thuc, si era que estaba plenamente cuerdo, era capaz de realizar un sacramento inválidamente.

Estos son hechos y no mera especulación.

Por otro lado, resulta curioso que salvo las consagraciones del P, Lauriers, Zamora y Cardona fueron con veterocatólicos y resulta ahora que todos se hicieron católicos y sin embargo no consta ninguna abjuración, que es lo que la Iglesia siempre exige.

Y da la casualidad que usted no se empacha en decir, como todos los thucistas, que M. Lefebvre es un cismático: “Por tanto, la postura de Monseñor Lefebvre de reconocer a los Papas del vaticano II para después resistirlo, es totalmente cismática”. Aquí se evidencia su sedevacantismo visceral y dogmatizante, como el de todos los thucistas, así como también al decir que las misas de la Fraternidad San Pío X no son la Oblatio Munda, cuando el mismo P. Schmidberger cuando era superior general admitió que el Una Cum se decía sub conditione, posibilidad que el visceralismo dogmatizante descarta, aunque en mi caso particular, desde mi ordenación, ni decía el una cum, ni nombraba al obispo del lugar, sino a M. Lefebvre.

Ahora, claro que si usted le da a todo esto una explicación para salir del callejón sin salida que se ha metido, pues bueno, ya eso corre por su cuenta y riesgo, pero no me diga que son calumnias, ni especulaciones, ni desconocimiento de los hechos, ni mucho menos que ha sido refutado hace mucho tiempo.

De la estupidez del conclavismo, ni me voy a tomar el trabajo de explicarle algo tan elemental, que si no lo sabe, ya es problema de su supina ignorancia, pues es sabido que el Papa es el Obispo de Roma y al Obispo de Roma lo elige el clero de Roma y es bajo ese título que los cardenales como titulares de una parroquia de la diócesis romana eligen al Sumo Pontífice.

P. Basilio Méramo
Bogotá, Abril 19 de 2018